7 de octubre de 2010

Resumen (II).Libro de Savater.El valor de educar.

LOS CONTENIDOS DE LA ENSEÑANZA

Lo primero que la educación transmite a cada uno de los seres pensantes es que no somos únicos. Lo segundo es que no somos iniciadores de nuestro linaje, ya está vigente la huella humana, existen técnicas, mitos, ritos de los que vamos a formar parte.

Para el ser humano estos son los dos descubrimientos que le abren a su vida propia: la sociedad y el tiempo.
El tiempo es nuestro invento más característico. No existe comunidad que no sepa del pasado y que no se proyecte hacia el futuro.Por la vía de la educación no nacemos al mundo sino al tiempo, nos vemos cargados de símbolos, famas, amenazas y esperanzas venideras en las que transcurre el presente personal.

Lo primero para educar a otros es haber vivido antes que ellos, no el simple hecho de haber vivido en general, sino haber vivido antes el conocimiento que desea transmitirse.La experiencia crea un pasado de descubrimientos que siempre podemos transmitir. De ahí que todos los hombres seamos capaces de enseñar algo a nuestros semejantes.
También podemos hablar de la educación indirecta que nos llega a todos a través de las obras y los ejemplos con que influyen en nuestro día a día, arquitectos, artistas, políticos, creadores audiovisuales…La condición humana nos da a todos la posibilidad de ser al menos en alguna ocasión maestros de algo para alguien.
Nadie puede librarse de instruir ni de ser instruido, sean cuales fueren las circunstancias.

Pero el hecho de que cualquiera sea capaz de enseñar algo, no quiere decir que cualquiera sea capaz de enseñar cualquier cosa. La institución educativa aparece cuando lo que tiene que enseñarse es un saber científico.
Así mismo aumenta el número de opciones profesionales especializadas que no pueden aprenderse en el hogar familiar.

¿ Que es lo que puede enseñarse y debe aprenderse?. Ya en la cultura griega surgió la distinción binaria de funciones que en cierto modo todavía colea entre nosotros: lo que separa la educación propiamente dicha por un lado y la instrucción por otro. Cada una de las dos era ejercida por una figura docente específica, la del pedagogo y la del maestro.
Separar la instrucción de la educación es imposible, porque no se puede educar sin instruir y viceversa.
A parte de la dicotomía entre educación e instrucción, existen otras como la que establece John Passmore entre capacidades abiertas y cerradas.

El alumno debe estar en actividad permanente y nunca en aceptación pasiva de los conocimientos que el maestro deposita en su cabeza. Lo importante es enseñar a aprender.
Según Jaime Balmes, el arte de enseñar a aprender consiste en formar fábricas y no almacenes.

La escuela debe formar no sólo en el núcleo básico del desarrollo cognitivo, sino también el núcleo básico de la personalidad. Educación, instrucción, conocimientos cerrados o abiertos, funcionales o creativos, las asignaturas que la escuela actual han de trasmitir se multiplican.

El autor por último hace referencia a una propuesta de modelos de autoestima a los educandos como resultado englobador de todo aprendizaje.
Una de las principales tareas de la enseñanza siempre ha sido promover modelos de excelencia y pautas de reconocimiento que sirvan de apoyo a la autoestima de los individuos.

Según Jerome Bruner, la escuela compite con “antiescuelas” que nos ofrecen valores con graves consecuencias para la sociedad, modelos ofrecidos por medios audiovisuales, las bandas callejeras, las sectas integristas…
Del fracaso de la escuela en este terreno provienen la mayoría de los trastornos juveniles.

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