7 de octubre de 2010

Resumen (I).Libro de Savater,F.El valor de educar .

A GUISA DE PRÓLOGO.

El autor inicia el prólogo de su libro rindiendo admiración hacia la figura de la maestra y el maestro.
Afirma que a parte de su admiración, considera al gremio de maestros y maestras, como el más necesario, más esforzado y generoso de cuantos trabajan por cubrir las necesidades de un Estado democrático.

Hace un repaso en el tiempo y señala como la España del pasado reciente (la represión franquista), se cebó con ellos, diezmándolos, y como actualmente en este país, se señala a la escuela como correctora de vicios e insuficiencias culturales, como si pudiera prevenir males.

Si esto es así los maestros deberían ser profesionales a cuya preparación se dedique más empeño institucional, serían los más remunerados y considerados. Pero no es así.
También es cierto de que existe la opinión popular de que el maestro lo es porque no ha sido capaz de realizar una carrera universitaria completa.

El autor afirma que esto es un disparate, ya que todos aquellos que se dedican a formar ciudadanos e ilustrarlos, dependen del trabajo previo de los maestros. Los catedráticos de universidad, los escritores, los artistas, han llegado a ese punto gracias al trabajo previo de los maestros.
Hay que evitar que a causa de la poca valoración que se da a los maestros, los docentes más capacitados se inclinen por la enseñanza superior.

El autor afirma que está muy extendido el fatalismo que asume que la enseñanza escolar fracasa siempre, y no es así, la tarea de educar es el empeño humano más humanizador de todos.

En cualquier educación hay los suficientes aspectos positivos como para despertar en quien lo ha recibido el deseo de hacerlo mejor con aquellos de los que luego es responsable.
Sin embargo, la educación parece haber estado permanentemente en crisis en nuestro siglo. La crisis de la educación no viene de que no cumple objetivos asignados, sino que no sabemos que debe cumplir.

El talante con el que el autor se define que ha escrito el libro es optimista. Como educadores afirma que no hay más remedio que ser optimista, porque educar es creer en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que la anima, en que hay cosas que merecen ser sabidas, y que los hombres podamos mejorarnos por medio del conocimiento.
Los pesimistas por tanto, no son buenos maestros.

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